Si bien fue la expedición del desafortunado Ginés Vázquez de Mercado en 1552, quien primero visitó el valle del Guadiana en busca de su cerro de plata que resultó ser de fierro y ahora lleva su nombre, fue el Capitán Francisco de Ibarra quien a finales de 1554 pasara por el Valle del Guadiana , donde por cierto fueron atacados por un grupo de indígenas Tepehuanos y resultó herido por una flecha en la pierna y observó de primera mano los beneficios de fundar una villa en el valle.
Eran varias las ventajas que brindaba éste, pues contaba en sus alrededores con bosques para madera, buenas tierras para sembrar, y abundante agua tanto en los ríos Tunal y Sauceda como en el gran ojo de agua que luego fue llamado del Obispo, así que unos pocos meses después de ser nombrado Gobernador de la Nueva Vizcaya fundó lo que ahora es la ciudad de Durango en Julio 8, de 1563.
El Ojo de Agua del Obispo que por cierto, surtió de agua a la ciudad por medio de un sistema de acequias varios cientos de años, estaba rodeado de una ciénega y esta a su vez estaba en un bosque al cual con el tiempo se le dio el nombre “de la China” según la leyenda, por que ahí vivía una mujer de esa nacionalidad.
Como antecedentes tenemos que en un programa de saneamiento para la ciudad en 1898 se proponen secar el bosque canalizando las aguas y por cierto agravando el problema de escasez de agua para la ciudad y en 1925 se expropian 100 hectáreas de este mismo para destinarlas como un área de recreación para los durangueños, en 1927 se inician los primeros trabajos de acondicionamiento como parque público.
Unos años después en 1931 y siendo Gobernador el Ing. Pastor Rouaix se remodela el área inaugurándolo como Parque Revolución nombre que nunca se populariza ya que la población le llama como hasta la fecha Parque Guadiana.
Así pues tenemos lo que acertadamente llama Manuel Losoya Cigarroa cronista de la ciudad, “El rincón más querido de todos los Durangueños, porque sus árboles añosos y viejos jardines son testigos del paso de muchas generaciones”.
Es muy posible que no haya duranguense ya sea chico o grande que en un momento de su vida, no haya visitado este parque y es de seguro que muchos de nosotros guardamos algunas de las memorias más agradables de nuestra infancia relacionadas con el mismo.
Este sitio, importante en la historia de Durango, a través de los años, se ha convertido en un hermoso bosque urbano que además de brindar servicios ambientales a la ciudad como es el ciclo de carbono, control de la temperatura citadina, beneficios psicológicos y de salud de quien lo visita y otros, es el hábitat de muchas especies de fauna y sobre todo de la avi-fauna que vive en los árboles del mismo.
El Parque Guadiana también tiene infraestructura propia de un espacio de esta naturaleza donde los niños pueden jugar en sus columpios, un andador especializado para los corredores y caminantes, fuentes, alberca olímpica, y hasta un auditorio del pueblo inaugurado en 1960. Además cuenta con un trenecito que le da la vuelta a un hermoso lago de los patos, y hasta hace poco contaba con una ciclo pista recreacional, (en remodelación) con una zona arbolada que servía como freno del aire y para refrescar a los ciclistas de todas las edades.
El Parque Guadiana está en todos los corazones de los durangueños, posiblemente más aun en aquellos que viven lejos de aquí, por lo que es fundamental meditar con sentido común los proyectos que cualquier administración gubernamental pretenda llevar a cabo en este paraje. Es nuestra la responsabilidad con las futuras generaciones, con nuestros hijos y nietos y sus hijos a la vez, perpetuar la sobrevivencia de este maravilloso espacio, patrimonio de todos los durangueños. Te invitamos a visitarlo.
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