Primera Parte
Imagínense un pueblito chico como de unos 150 habitantes viviendo en casas de adobe bajas de una sola planta situado al noroeste del valle del Guadiana. Estaba a dos días de camino de Nombre de Dios (unas cuantas chozas), una semana de Zacatecas, más de un mes de México D. F., así era Durango, lo que es ahora el parque Guadiana era un humedal muy parecido a un pantano, con grandes sabinos algunos de los cuales todavía por milagro han resistido las ganas de algunos de tirarlos y aun hoy día, están en pie, pero que era más que suficiente para surtir de agua a estos nuevos vecinos del valle con todo y sus huertas y sementeras.
Los días transcurrían bastante aplacibles, se trabajaba en las labores cotidianas de los tiempos, los hombres labraban la tierra, atendían el ganado, las mujeres cocinaban, preparaban las conservas, lavaban ropa, etc. También había un grupo poderoso, los clérigos que hacían su trabajo confesando a los pecadores, presidiendo ceremonias de bautizos, entierros, bodas etc. Y su más importante labor la conversión a la fe cristiana, de los Indígenas naturales del lugar o su trabajo misional.
Era el año 1630 unos 67 años después de fundada la Villa, cuando esta es declarada Ciudad obviamente con diferentes parámetros de los que usamos ahora y unos pocos años antes se había creado muy a pesar de algunos el Obispado de Nueva Vizcaya acontecimientos los dos muy importantes para el futuro de la ahora capital de Nueva Vizcaya.
Sin embargo, los años que siguieron no fueron del todo halagadores y en si la nueva capital con todo y el obispado estuvieron a punto de ser disueltos si esa es la palabra por causa del abandono, de tal forma que en 1,661 o sea 99 años después de haber sido fundada, Durango estaba a punto de perderlo todo.
Aun cuando parece increíble y el dato nos da una idea de lo aguerrido de nuestros antepasados, pues todavía necesitarían pasar otros cien años hasta los 1770 cuando por razón de nuevos descubrimientos de yacimientos de oro y plata en lo más abrupto de la Sierra Madre Occidental, le cambia la suerte a nuestra ciudad y nos llega una verdadera bonanza.
Ya desde antes en el lugar que ocupa ahora nuestra catedral, mismo que fue al parecer escogido por Alonso de Pacheco, primero había estado una parroquia dedicada a San Mateo pero, cabe aclarar que en 1,618 ya Felipe III había ordenado la construcción de la Catedral y ya como catedral aun cuando sencilla, es cuando se le dedica a la Asunción de la Virgen.
El edificio que conocemos ahora como la Catedral Basílica Menor se inicia a construír más o menos por los años de 1695, es importante hacer notar varios puntos que en lo personal se me hacen verdaderamente asombrosos. En esos años Durango pasaba por unos momentos de verdadera crisis, con levantamientos indígenas que por más que los bautizaban, no les quedaban bien las botas de los conquistadores en el cuello, se luchaban contra la peste, y a causa de malas cosechas había hambruna y por todo lo anterior y lo que le quieran agregar, como una plaga de alacranes, se estaba a punto de abandonar el proyecto, si asi lo podemos llamar y aun así, estas personas, una parte de ellos criollos, se ponen a diseñar y construir una catedral, pero no solo eso, sino una súper iglesia que todavía a estas fechas, es el edificio más grande y bonito de la ciudad y posiblemente todo el norte de México.
O sea, ¿cuándo es la última vez que usted se haya dado cuenta de algún grupo o individuo que se ponga a hacer algo que va a seguirse usando de aquí a unos dos o tres cientos años?. O sea hablando de lo local y sin mencionar la carretera Durango-
Mazatlán nueva pues en dos o tres cientos años ni carros va a haber.
Bueno continuemos, esta gente sin maquinaria pesada, sin dinero pues, dependía más que nada de los diezmos, impuestos y donaciones (que casi no había), sin mano de obra ya que la mayoría de los indios ya se habían muerto de viruelas, pestes y demás, sólo quedaban los bravos, lo más importante sin mano de obra calificada ahora si que sin arquitecto permanente, pues estos andaban en Zacatecas o el centro de México, en fin con un buen de dificultades mayores, habían ya para los años de 1700 en un reporte de Mateo Núñez Maestro a cargo... Continuará.
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